¿Estoy a salvo? Esta es una pregunta muy importante y particular que cada uno de nosotros deberímos cuestionarnos antes de enfrentar nuestro fin de los días cortos y transitorios en este mundo. Quizá ha vivido en deshonra y oscuridad; quizá su vida se torne vacía y sin rumbo; quizá está al borde de la muerte sin tener a alguien a quien recurrir. Ya es tiempo de tender su mano a Jesús. Él es el único Salvador quien puede proveer sentido a su vida y esperanza de una vida eterna.
¿Qué es la Salvación?
Frecuentemente escuchamos hablar de la “salvación” de la boca de los cristianos o declarado o evangelistas. Pero, ¿qué es la salvación? ¿salvarse de qué?
El diccionario Webster define al “salvar” como “rescatar y preservar de los daños y peligros”. Aplicando esta definición al contexto bíblico, la salvación es rescatar del poder de Satanás y del pecado que conduce al castigo infernal. El evangelio de la salvación es para la humanidad a fin de restaurar nuestra relación con Dios, recibir la vida eterna, y entrar al Reino Celestial en el futuro.
¿Porqué necesito la Salvación?
Esta es una reacción muy común en cuanto a la substancia del pecado: “bueno, he cometido pequeños errores, desde luego, pero ¿la condena eterna en el infierno? ¡No lo creo! Es para aquellas personas que son realmente malos y aquellos que han cometido crímenes atroces, y no para mí.”
La Biblia define al pecado. Según Dios, desobedecer a sus leyes es pecado, y la consecuencia es la muerte eterna.
Fracasando en la adoración y el honor al Dios Verdadero quien nos creó, es en sí un gran pecado. Somos muchas veces egoístas, deshonestos, celosos; y nuestro corazón lleno de odio, lujuria, intolerancia y codicioso . En los ojos de Dios, todos nosotros cometemos pecados diariamente en nuestro hablar, en nuestras conductas, y en nuestros pensamientos.
Todos hemos pecado. La Biblia sitúa a cada persona del mundo – ancianos y jóvenes, hombres y mujeres, ricos y pobres, los doctos e iletrados, pasado y presente – bajo la categoría de “pecadores”: “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Por muy virtuosos que seamos, somos realmente pecadores que se merecemos el castigo por las transgresiones. Todos nosotros necesitamos ser salvos del terrible fin de la condena eterna.
¿Quién puede Salvarme?
El único Salvador. No otro sino el mismo Dios Verdadero. Es Dios quien prescribió la Ley de la humanidad; por lo tanto sólo Él tiene la soberana autoridad para condenar y el poder para salvar a los hombres.
Por esta razón vino al mundo en carne, siendo Jesucristo. Él fue sin pecado y su vida en este mundo fue santa e inculpada. No solamente venció al pecado durante su vida, sino que dominó al pecado y a la muerte, ofreciendo su mismo cuerpo como sacrificio perfecto en la cruz por nuestros pecados y en el poder de su resurrección.
La sangre de Jesucristo, derramado en la cruz, abrió el camino que nos conduce hacia Dios para todos aquellos que ponen su fe en el Salvador. Después de su ascensión al Cielo, el Señor Jesús asimismo mandó el Espíritu Santo a los creyentes para que nos ayude a llevar una vida en santidad como lo ha tenido Jesús.
¿Cuándo puedo ser salvo?
Ahora. Acepte hoy mismo al Señor Jesús como su Salvador y sométase a sí mismo bajo su Palabra, mientras que la puerta de gracia está abierta todavía. Mañana, tal vez sea demasiado tarde.
¿Cómo puedo ser salvo?
“Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo.” (Hechos 16:31)
Creer
¨ Creer en la existencia de Dios y confiar en su soberano poder.
¨ Reconocer que el Señor Jesucristo es uno y el único Dios.
¨ Aceptar al Señor Jesucristo como su Señor y Salvador.
Someterse a la palabra de Dios – la Biblia, y el Evangelio de la Salvación predicado por la Verdadera Iglesia.
“Arrepentíos y convertíos , para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio” (Hechos 3:19)
Arrepentir
¨ Confesar a Dios, con sinceridad y humildad, todos nuestros pecados, ya sean transgresiones en nuestras vidas diarias, negación a la creencia en Dios, o aceptación de falsas doctrinas.
¨ Pedir el perdón de Dios.
¨ Comprometerse a cambiar nuestras formas de ser y obedecer los mandamientos de Dios.
“El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Marcos16:16)
Bautizarse
¨ Aceptar el bautismo de la Verdadera Iglesia según las instrucciones bíblicas para la remisión de nuestros pecados.
“De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Juan.3:5)
Recibir el Espíritu Santo
¨ Orar sinceramente y con buena fe por el Espíritu Santo prometido, manifestado a través del hablar en lenguas.
¨ Vivir en el Espíritu Santo y ser una nueva persona.
“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.” (Mateo7:21)
Obedecer los Mandamientos
¨ Amar a Dios practicando su Palabra.
¨ Amar a los otros haciendo buenas obras.